viernes, 20 de agosto de 2010

El Subsecretario de Justicia de los Estados Unidos Tom Perrelli habla en la Cumbre contra la Intimidación del Departamento de Educación Washington, D.C.Jueves, 12 de agosto de 2010


Buenos días, y muchas gracias.  Me complace acompañarlos hoy en nombre del Departamento de Justicia.  Es grandioso ver al Secretario Duncan y al Departamento de Educación asumir liderazgo en este tema importante a través de esta Cumbre contra la Intimidación.  La Oficina de Escuelas Seguras y Libres de Drogas está realizando un trabajo fantástico, y me complace estar con todos ustedes aquí hoy.
 Me complace estar aquí por dos motivos.  En primerísimo lugar, porque soy padre.  Tengo dos hijos y, como todo padre, quiero que tengan todas las oportunidades en la vida.  Sé que la educación será clave para ellos, como lo fue para mí.  Con ese propósito, quiero que mis hijos estén seguros en la escuela, sin temor de ser acosados por compañeros.  Los niños de nuestra nación merecen un ambiente de aprendizaje que les permita alcanzar su potencial pleno, y ningún niño debe tener miedo de ir a la escuela debido a la intimidación.  Lo que todos ustedes en esta sala están haciendo me importa personalmente.



Lo que están haciendo también me importa profesionalmente.  No es frecuente que, como Subsecretario de Justicia, tenga la oportunidad de entrar a una sala llena de educadores y defensores de la educación.  Creo que en muchas comunidades, y para muchos estadounidenses, lo que el Departamento hace y lo que muchos de ustedes hacen se consideran extremos opuestos del espectro.  Dice la teoría que los estudiantes tuvieron que optar y que pueden hacer buenas opciones y tener éxito en la escuela, o pueden hacer malas opciones y terminar en el sistema de justicia criminal.  La teoría continuaría diciendo que ustedes se ocupan de los chicos buenos y los guían hacia los estudios universitarios, y nosotros nos ocupamos de los chicos malos y los retiramos de las calles.

Uno de los motivos por los que estoy aquí hoy es porque ustedes y yo sabemos que no es así que funciona el mundo.  Las personas que efectivamente trabajan en las fuerzas del orden público, y las personas que efectivamente trabajan en las escuelas de nuestro país, saben que nuestros trabajos están fuertemente entrelazados.  Cuando sus vecindarios y hogares no les parecen seguros, nuestros niños tienen gran dificultad en concentrarse en la escuela.  Y cuando nuestros niños no están dedicados a los estudios - si están intimidando a otros o siendo intimidados - sabemos que eso puede llevarlos por el camino del sistema de justicia criminal, tanto a los acosadores como a las víctimas.

La Secretaria de Justicia Janet Reno realmente me hizo ver esto cuando trabajaba para ella en la década del 90.  Recuerdo que cierta vez, cuando ella se encontraba en un vuelo de muchas horas, tomó un bolígrafo y papel y detalló todo lo necesario para reducir la delincuencia y mantener seguras a las comunidades.  Una serie de cosas en esa lista se concentraban en lo que consideramos problemas tradicionales de las fuerzas del orden público:  ¿Tenemos suficientes agentes en la calle?  ¿Están utilizando esos agentes las técnicas correctas?  ¿Estamos siendo inteligentes con respecto a cómo enjuiciamos la delincuencia?

Pero lo que más me llamó la atención fue cómo muchos de los elementos en esa lista eran cosas en que las personas nunca piensan como que son problemas de las fuerzas del orden público.  Comenzó por el cuidado prenatal, y su lista incluía "Head Start" y cuidado infantil disponible para familias que trabajan.   Donde sea que uno piense que debemos comenzar, todos sabemos que se necesita mucho más que la policía, fiscales y prisiones para que una comunidad sea segura.  Se necesitan personas que se cuiden entre sí y que tengan un interés en su comunidad.  Se necesita una base económica que mantenga la dedicación de las personas y las mantenga relativamente libres de pasar necesidades.  Y se necesitan escuelas seguras.

Nuestro Secretario de Justicia de los Estados Unidos actual tiene una visión amplia similar sobre cómo lograr la seguridad de las comunidades. Cuando el Secretario de Justicia de los Estados Unidos Eric Holder era Secretario de Justicia Adjunto en la década del 90, quedó impactado con investigaciones que indicaron que por cada menor que acaba en el sistema de justicia criminal, había 40, 50, 100 oportunidades de intervención temprana en su vida que se perdieron.  Hizo que el Departamento examinara en profundidad el problema de los menores expuestos a la violencia y descubrieron algunos hechos verdaderamente perturbadores.  Las investigaciones revelaron, por ejemplo, que la exposición a la violencia - ya sea con el menor como observador o como víctima directa - estaba asociada a daños prolongados físicos, psicológicos y emocionales.  Los estudios indicaron que los niños expuestos a la violencia tienen mayor probabilidad de abusar de drogas y bebidas alcohólicas.  Tienen mayor riesgo de depresión y ansiedad y otros trastornos postraumáticos.   Reprueban en la escuela más que otros niños.  Tienen mayores probabilidades de desarrollar enfermedades crónicas y tienen problemas para formar relaciones de afecto.  Y tienen mayor probabilidad de cometer actos de violencia ellos mismos.

El trabajo que inició continúa hasta hoy, y lo hemos redoblado desde que regresó como Secretario de Justicia de los Estados Unidos.  El otoño pasado, a través de nuestra Encuesta nacional sobre los menores expuestos a la violencia, el primer examen exhaustivo de los menores como víctimas y testigos de delitos, abuso y violencia, desde bebés hasta los 17 años de edad, y que derivó de la iniciativa del entonces Secretario de Justicia Ajunto Holder de hace más de una década, el Departamento de Justicia encontró que la mayoría de los menores están expuestos a la violencia en sus vidas cotidianas.  De hecho, el estudio encontró que la mayoría de nuestros menores -más del 60 por ciento - habían sido expuestos a la delincuencia, el abuso y la violencia.  Y el Departamento ha renovado sus esfuerzos en esta área comenzando un nuevo programa piloto que trata del problema de los menores expuestos a la violencia.

Y todo eso ayuda a explicar por qué estoy aquí y por qué el trabajo que ustedes realizan es tan extraordinariamente importante.  Sabemos que la intimidación tiene efectos graves y perdurables tanto para las víctimas como para quienes cometen los actos de intimidación, y dichos actos pueden ser señal de otros comportamientos violentos y graves antisociales.  La Administración de Recursos y Servicios de Salud informa que los menores que cometen actos de intimidación tienen mayores probabilidades de involucrarse en peleas frecuentes, vandalizar y robar bienes ajenos, ser holgazanes o dejar la escuela, y portar un arma.  Y estos impactos son duraderos, según nos indica la investigación, ya que existe una fuerte asociación entre victimizar a compañeros durante los años de escuela y exhibir conductas ilegales como adultos.  De hecho, hace apenas dos semanas, al visitar la Reserva Indígena Menominee de Wisconsin, líderes tribales destacaron el vínculo directo entre la intimidación entre los jóvenes y los hechos de violencia doméstica en años futuros.

Por lo tanto, si nos damos cuenta de que la intimidación no es apenas un problema escolar, ¿cómo respondemos a la misma?  Cuando yo era niño, se acosaba a los alumnos por tener peso excesivo o por ser marcado de "nerd", y no por ser gay o debido a promiscuidad sexual.  Y la respuesta de series cómicas de las décadas del 60 y 70 era los padres dándoles guantes de boxeo a sus hijos porque se nos enseñaba que si uno tenía el coraje de contraatacar, los acosadores se echaban atrás.

Pero la intimidación no es tan simple y la idea de que "los chicos son chicos" no es una respuesta al problema.  Cuando hablamos de intimidación, hablamos de una fuerza desestabilizadora que no solo afecta el ambiente escolar; afecta vidas jóvenes de maneras graves y de gran alcance, con consecuencias peligrosas académicas, de salud y de seguridad.  A partir de esta cumbre y del trabajo que todos ustedes vienen realizando, sabemos que la intimidación comienza temprano; que la intimidación está difundida; que escala cuando no se la trata, y que toma muchas formas y evoluciona.  Y, como comprueban los suicidios trágicos de Megan Meier y Phoebe Prince, sabemos que la intimidación también puede ser fatal.

Con el uso cada vez mayor de sitios de redes sociales y mensajes de texto, está cambiando el rostro de la intimidación.  Antiguamente, un incidente podía tratarse de niñas peleándose por chicos en el patio de juegos.  Hoy, los insultos - y las represalias por los insultos - no solo son realizados en persona, sino que también son publicados en el perfil de Facebook del alumno para que todos los vean.  A medida que el Internet se vuelve el patio de juegos de la actualidad, la distinción anterior entre lo que ocurrió dentro y fuera de la escuela está despareciendo.  No sorprende que los docentes dediquen más tiempo ahora a mediar en conflictos entre estudiantes que comenzaron en Internet o a través de mensajes de texto.

Asimismo, el aparente anonimato ofrecido por la tecnología puede llevar a insultos más maliciosos.  Es evidente que los niños (y, francamente, los adultos) están dispuestos a llevarlo al extremo en el ciberespacio y decir cosas maliciosas que tal vez no dirían en persona.  Nunca antes había persistido tanto el acoso especialmente cruel en la escuela como ahora en el Internet, donde, por ejemplo, un grupo de Facebook, poblado por cientos de miembros, se dedica únicamente a burlarse de un compañero debido al color de su cabello.  El "Journal of Adolescent Health", una revista sobre la salud del adolescente, informó que el número de víctimas adolescentes de acoso en el Internet aumentó un 50 por ciento entre 2000 y 2005.  Y a medida que los alumnos se vuelven más tecnológicamente sofisticados cada vez más jóvenes, aprenden temprano que el Internet puede ser una herramienta poderosa y también dañina.

La intimidación está cambiando de otras maneras también, ya que el acoso se ha vuelto cada vez más sexualmente explícito.  En el Valle de San Fernando en Los Ángeles, los alumnos de la escuela intermedia, escuela secundaria y universidad publicaron comentarios en un sitio en el Internet llenos de insinuaciones sexuales atacando a compañeros.  Los cuadros de mensaje en el Internet habían sido visitados más de 67,000 veces en un periodo de dos semanas.  Este tipo de acoso de gran alcance persigue y atormenta a niños que saben muy bien que no apenas algunos compañeros pueden ver estas publicaciones, sino que el mundo entero puede ver los comentarios denigrantes.  Y con el uso extendido de los mensajes de texto, el aumento de los mensajes sexuales también se ha vuelto una complicación en la lucha contra la intimidación ya que, con apenas un clic en un botón de un teléfono celular, un novio enojado puede desquitarse enviando fotos comprometedoras de una novia de la escuela intermedia a sus compañeros adolescentes.

Y para los estudiantes gay y lesbianas, que asumen su sexualidad ahora más jóvenes, también está aumentando la intimidación escolar.  De acuerdo con un estudio divulgado por la Coalición de Escuelas Seguras de California, más de 200,000 alumnos de California son blancos de acoso cada año, con base en su orientación sexual efectiva o percibida.  El estudio indica que estos 200,000 alumnos tienen tres veces más probabilidades de faltar a la escuela porque no se sienten seguros, y que tienen el doble de probabilidades de sentirse deprimidos, considerar el suicidio o crear un plan para suicidarse.  

El exponer el problema y sus consecuencias de largo plazo, sin duda, hace que parezca desalentador, y el hecho de que la intimidación seguirá evolucionando hace que parezca más desalentador aún.  Pero debemos comenzar donde la investigación nos dice que debemos comenzar - como tantas otras cosas, la intimidación y sus consecuencias se pueden prevenir y requieren una intervención temprana para quebrar la cadena de eventos que llevará a un matón o a una víctima a exhibir otros comportamientos en el futuro que puedan cruzarse con el sistema judicial criminal. En esto, todos tenemos un papel que cumplir.  La pregunta es - ¿cómo lo hacemos?

El primer paso es reconocer que estamos en esto juntos y eso significa que docentes, directores, padres y, sí, las fuerzas del orden público, deben ser ejemplos de un comportamiento afectuoso para nuestros niños y promover la comunicación.  Significa enseñar a nuestros niños cómo cuidarse, cómo cuidar al otro, y cómo cuidar a sus comunidades, a través de exigencias de servicio comunitario grupales o programas de mentores de estudiante a estudiante.   Cuando el Secretario Duncan y el Secretario de Justicia de los Estados Unidos realizaron un foro con alumnos de la escuela secundaria sobre relaciones saludables en diciembre, ustedes vieron el poder de los compañeros ayudando a otros compañeros a lidiar con algunos de los aspectos más difíciles del aprendizaje y del crecimiento.  Si bien los adultos deben ser ejemplos de los comportamientos correctos y proveer supervisiones, no se debe subestimar el poder de los compañeros.  

Y eso nos lleva a un segundo paso, que es promover el sentido de la responsabilidad entre nuestros jóvenes.  Sabemos que los alumnos observan actos de intimidación todo el tiempo, pero que raramente los denuncian o suelen no tomar acción para detenerlos.  Este problema del espectador no es singular en el tema que nos ocupa hoy.  Este año, funcionarios del Departamento de Justicia realizaron visitas coordinadas a colegios y universidades para destacar el problema de la agresión y el abuso sexuales en campus universitarios, con concentración especial en hacer de los espectadores fuerzas para detener el abuso.   Debemos promover la responsabilidad y la integridad en nuestras escuelas - y, específicamente, el deber hacia los demás, y el deber de denunciar.  Al activar a los espectadores de esta manera, y luego realizar un seguimiento con respuestas concretas cuando los incidentes son denunciados, las escuelas pueden transmitir el mensaje de que tanto los docentes como los compañeros controlan de cerca la intimidación y que la misma no será tolerada.

Sé que la mayor parte de lo que he dicho no parece ser lo que la mayoría de las personas creen que hace el Departamento de Justicia.  Pero nuestra filosofía no es solo que hay que ser duros con la delincuencia, sino que hay que ser astutos con respecto a la delincuencia.  Eso requiere examinar la ciencia y brindar apoyo a programas basados en pruebas y con antecedentes o probabilidades de éxito.  Y significa reconocer la raíz de problemas que ocurrirán en el futuro e invertir en iniciativas para la prevención efectiva de delitos y asegurar que nuestros niños crecerán saludables, ya sea que ustedes dediquen su tiempo a asesoría de compañeros, programas de mentores, programas para después del horario escolar, educación de desarrollo de temple, y muchas otras actividades.  Es solo a través de iniciativas que traten de estos problemas en sus etapas de desarrollo que podremos evitar que se intensifiquen convirtiéndose en problemas graves de justicia criminal que crean, a la larga, daños extendidos para todas nuestras comunidades.  

Estoy aquí para agradecerles por sus esfuerzos y por el trabajo que realizan cada día.  Tienen un aliado en el Departamento de Justicia de EE.UU., porque las necesidades de los más preciados y vulnerables de entre nosotros - nuestros niños - son una alta prioridad para nosotros.  Tenemos la suerte de tener en Eric Holder un Secretario de Justicia de los EE.UU. que siempre comprendió la conexión entre el ambiente educativo y la seguridad pública.  Y mucho de lo que hacemos en el Departamento de Justicia actual se basa en nuestro reconocimiento de que necesitamos asociaciones amplias para lograr comunidades seguras.  Eso significa crear y renovar coaliciones entre comunidades locales.  Significa recrear las asociaciones con autoridades estatales y locales que son los primeros en responder a la mayoría de los delitos en este país y están mejor posicionados para lograr que nuestras comunidades sean más seguras.  Y significa asumir un nuevo compromiso con nuestros asociados en la salud, la educación y otras áreas que tradicionalmente no se consideran parte de las fuerzas del orden público.  

En el Departamento de Justicia, hemos asumidos un compromiso histórico hacia este trabajo.  Estoy orgulloso de que, hoy, el Departamento está brindando recursos para la finalidad expresa de reducir la intimidación en las escuelas y aumentar la concienciación acerca de sus ramificaciones y, por supuesto, contrarrestar su impacto negativo.  En particular, nuestra Oficina de Justicia Juvenil y Prevención de la Delincuencia [Office of Juvenile Justice and Delinquency Prevention (OJJDP)] provee muchos recursos para responder a los problemas de la intimidación y la intimidación cibernética, incluidos programas en el Internet para niños, padres, educadores, fuerzas del orden público y líderes comunitarios.

Deseo destacar un par de proyectos específicos nuestros que han tenido resultados positivos.  Por ejemplo, la Guía de Programas Modelo de la OJJDP [Model Programs Guide (MPG)] es un portal en el Internet fácil de usar de programas comprobados y sometidos a pruebas que tratan de una gama de problemas en el espectro de la justicia juvenil.  La MPG detalla casi 200 programas de prevención e intervención y ayudan a las comunidades a identificar los que mejor satisfagan sus necesidades.

Web Wise Kids es otra iniciativa dedicada a ayudar a los jóvenes de hoy a hacer elecciones más inteligentes en el Internet.  A través de consejos de seguridad en el Internet y juegos de computadora de última generación de seguridad en el Internet, basados en casos de la vida real, Web Wise Kids busca promover una experiencia en el Internet más amigable y segura.

También estoy orgulloso de anunciar hoy dos nuevas iniciativas contra la intimidación encabezadas por el Departamento de Justicia.  En primer lugar, la OJJDP está desarrollando una serie de cinco boletines sobre el tema de victimización de compañeros en las escuelas basada en estudios financiados por la OJJDP y conducidos por el Centro Nacional de Compromiso Escolar [National Center for School Engagement].  Los autores diseñaron los estudios de modo a explorar las conexiones entre la intimidación y la victimización de compañeros, el compromiso escolar y las consecuencias en lo que se refiere a la presencia escolar y el rendimiento educativo.  Estos boletines serán utilizados en todo el país por practicantes y formuladores de políticas para comprender el problema de la intimidación, a fin de lograr crear maneras eficaces de tratar del problema.

Estas recomendaciones prácticas, redactadas en un estilo accesible para personas que no son investigadores, se basan en investigaciones, evaluaciones y conocimientos de situaciones de la vida real en escuelas, salas de aula y vecindarios.  Con lanzamiento programado para fines de 2010 o principios de 2011, los boletines también brindarán recursos para ayudar a personas que trabajan directamente con jóvenes, o que toman decisiones sobre cómo la escuelas y las comunidades responden a la intimidación, para encontrar asistencia adicional a fin de tratar de la victimización de compañeros.

En segundo lugar, la OJJDP desarrollará un seminario en el Internet utilizando información y presentaciones de esta Cumbre de Asociados Federales en la Prevención de la Intimidación para que podamos transmitir el mensaje de la cumbre a públicos más amplios en todo el campo.  Con lanzamiento programado para dentro de un mes aproximadamente, el seminario en el Internet estará disponible en el sitio del Internet de la OJJDP y servirá de herramienta de capacitación gratuita para profesionales de todo el país.

Como muchos de ustedes saben, el Departamento de Justicia también está combatiendo la intimidación en las salas de tribunal.  En enero, el Departamento de Justicia se unió a una demanda, la cual resultó en un acuerdo conciliatorio, en nombre de un estudiante que fue objeto de acoso grave y extendido basado en el sexo.  Debido a que el estudiante no era compatible con los estereotipos de género en comportamiento y aspecto físico, sus compañeros se burlaban de él.  El acoso creció de insultos derogatorios a amenazas físicas y violencia.  Confirmamos que el distrito escolar estaba enterado del acoso, pero fue deliberadamente indiferente en su falta de acción.

El acuerdo conciliatorio resultante exigió que el distrito escolar, entre otras cosas: contratara a un experto en el área del acoso basado en el sexo, identidad de género y orientación sexual para que examinara las políticas del Distrito, y un experto que condujera capacitación anual para el personal y los alumnos sobre la discriminación y el acoso basado en el sexo.  El acuerdo también exigió que el distrito escolar implementara un plan exhaustivo para diseminar sus políticas contra el acoso, y que mantuviera registros de investigaciones y respuestas a alegatos de acoso por cinco años.

Para ser claro, no queremos exigir demasiado de nuestros administradores de escuela y educadores, porque sé que ya esperamos mucho de ellos. Sabemos que los educadores ya están abrumados y que estamos viviendo un época difícil.  Pero, juntos, tenemos el deber de resguardar la seguridad de nuestros niños en la escuela.  Todos nosotros -- el gobierno federal, los agentes de policía locales, los líderes comunitarios, los docentes, los entrenadores, los directores y – sobre todas las cosas – los padres, tenemos la responsabilidad de actuar.  Con un enfoque de múltiples niveles con la participación de autoridades escolares, organizaciones comunitarias y el Departamento de Justicia, nuestro trabajo en equipo puede pagar dividendos enormes - para los niños de nuestra nación, para la seguridad de nuestras comunidades y para el futuro de nuestro país.

Deseo agradecer a todos ustedes que han reconocido la importancia de este problema, y que vienen trabajando para mejorar las vidas de nuestros jóvenes.   Me complacerá seguir trabajando con nuestros asociados en crear ambientes escolares en los que nuestros hijos puedan prosperar.

Gracias.

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