martes, 28 de septiembre de 2010

Crónica: Delincuencia y violencia juvenil. Federico Pastorino. Uruguay.

La Propuesta

Fundamentación: Elegí particularmente desarrollar éste tema en el siguiente artículo periodístico, que tiene que ver con lo que a diario veo en la sociedad que me rodea y que vemos todos, la violencia y delincuencia en los jóvenes entre 14 y 17, algo tan común que convive entre nosotros y lo que esto causa. Objetivos: Entender porqué un adolescente entre 14 y 17 años lleva dentro suyo tamaña violencia o grado de delincuencia a la que vemos en los noticieros o en cualquier calle de nuestra ciudad, sus causas que lo llevan a dichos actos. Éste articulo periodístico trata sobre lo que diariamente veo y vemos todos en nuestra sociedad o desgraciadamente sufrimos, contiene una redacción que en ella trato de comunicar lo que distintos expertos profesionales versan sobre el tema, hipótesis y conclusiones. Después tuve la oportunidad de entrevistar a la Dra. Abogada Yenni Yiansens respondiendo a cuestiones pertinentes que a diario me hago, y supongo la sociedad también. Contiene ésta un archivo de audio por el Dr. Washington Balliva - Juez Criminal Juvenil, en el programa de Ignacio Álvarez, “Las cosas en su sitio”, el cual se trasmite por radio Sarandí, 690 am, con fecha 16/07/2010, situación que provocó la alarma de personas que desconocían tal situación. (http://www.sarandi690.com.uy/temasAgenda_ver.asp?idTema=5163).
Artículo
- Menor de 14 años rapiñó hoy comercio en el centro de la ciudad.
-Un adolescente de 16 años dio muerte a su padre para robarle por droga.
-Un grupo de chicos entre 12 y 17 años fueron responsables de los actos de vandalismo contra locales comerciales, luego de culminado el clásico de fútbol

A diario solemos escuchar en las noticias el protagonismo juvenil en actos delictivos, hechos que asustan, asombran y ponen en jacke una situación que por demás se les ha ido de las manos a las autoridades.
Mientras tanto la sociedad descontenta exige soluciones al ser testigos de este tipo de situaciones, de las que tenemos que ser parte, y en la mayoría de las veces lo que predomina en la gente es la impotencia de no poder hacer algo por solucionarlo.
No es nada fácil sentir el miedo que nuestra familia, amigos o cualquiera sea la persona que está pasando por dicha etapa de su vida, pueda entrar en este círculo, ya sea por influencias, por el querer pertenecer y resaltar, o manifestar lo que está más oculto detrás de cada persona, que es su pasado y lo que pudo ocurrirle en la niñez, ya que en ocasiones han padecido situaciones, afectándolos traumáticamente de tal manera que, lo canalizan de esta manera, y/o sintiendo repulsión e inhibiéndose.. son sólo algunas de las maneras que utilizan inconscientemente los jóvenes para demostrar que es lo que pasa en su interior y poner en alerta a quienes se encuentran en su contexto , porque no se les da el espacio para expresarlo verbalmente, por miedo a pasar vergüenza o a no ser escuchados.
A decir de S. Freud… “si lleváramos al acto las innumerables veces que pensamos intensamente “yo lo mato”, la humanidad estaría diezmada.”
La credulidad, la frecuencia, la fuerza, la intensidad en que el impulso violento, el impulso asesino habita o transita en la mente humana, es una experiencia ordinaria de cada quien.
¿Dónde quedó la institución familiar en todo esto? ¿Existe comunicación entre adolescentes y responsables a cargo? ¿Qué grado de entendimiento real hay entre éstas dos partes? ¿Qué rol cumplen los Medios Masivos de Comunicación? ¿Se soluciona con crear normas jurídicas más coercitivas?
Muchas son las interrogantes que surgen, de las cuales podremos tener respuestas diversas, pero que aún no han hecho más que dar interpretaciones variadas, según sea su enfoque.
Según el Dr. en Psiquiatría Marcelo Viñar: “Frente al acto violento postulamos de modo axiomático, principista, que es descarga de angustia, evacuación de algo intolerable en el psiquismo, del orden de la frustración de la ira de un vacío sin nombre, sin representación.”
Hace que nos preguntemos ¿qué hace que las cosas sean de este modo? Será biológico, transmitido por una herencia genética inevitable? ¿Será adquirido durante el desarrollo en las carencias humanas de la vida familiar o en las condiciones socioculturales de la pobreza?
Frente a esto tenemos más consecuencias que respuestas, un resultado negativo , sufriendo lo que se ha denominado como “ mutación civilizatoria”, la antropóloga Teresa Porzecanski lo resume así: 
• “el progresivo empequeñecimiento de la familia nuclear aparecida con los procesos de urbanización e industrialización…
• Aumento en las tasas de divorcialidad, uniones libres u hogares mono parentales;
• Tasas de fertilidad que apenas superan el umbral de sustitución de la población y descenso general en la tasas de mortalidad y de mortalidad infantil;
• Envejecimiento general de la población;
• Aumento de la violencia urbana en general y de la violencia doméstica en particular;
• Construcción de nuevas identidades ligadas a subgrupos sociales…”

“La coordinadora del SIPIAV, María Elena Mizrahi, reconoció que hoy en el país la violencia hacia niños, niñas y adolescentes es un problema social importante que demanda políticas públicas que comprendan al Estado, a las organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil. 
Mizrahi dijo que:”…en la problemática de los niños, niñas y adolescentes, los vemos como victimas. Si vamos a sus historias, al destrato o maltrato que tienen los adultos para con ellos, muchas veces lo reflejan en su comportamiento con el resto de la sociedad".
Los técnicos del Sistema sostienen, con datos a la vista, que el abuso sexual, a diferencia de la violencia física y emocional tiene una tendencia creciente en su incidencia.
"Si bien durante los dos primeros años fue el tipo de violencia con menor porcentaje (31.4% y 37.4%), en 2009 superó en registro a la violencia física, llegando a los 44% de los casos" dijo Mizrahi. Otro dato importante es que los hombres duplican en proporción a las mujeres agresoras.
Mizrahi señaló que, ante este panorama, se apuesta a la territorialización. “Si estamos en el territorio, captamos y llegamos antes a la problemática. Creemos que con esta política, en realidad, lo que estamos haciendo es proteger y no llegar al último recurso que es la internación y la quita del niño, niña o adolescente de la familia".
En el 81.23 % de los caos se registró violencia emocional En el segundo lugar está la violencia física con el 42,5% y luego la violencia sexual con un 37%.” (Informe del SIPIAV. Agencia Uruguaya de Noticias)

“Es obvio que la violencia puede asumir formas muy diversas, y es evidente también que no toda ellas tienen el mismo nivel de visibilidad ni generan el mismo nivel de preocupación. La visibilidad y preocupación varían según el tipo de sociedad y etapa histórica. Desde el mismo punto de vista de análisis que asumido al comienzo, puede afirmarse que una visión básica de la sociedad sobre el nivel de violencia se traduce con bastante frecuencia en la preocupación social por la delincuencia. Aunque está lejos de ser exclusivamente violenta, y mucho más lejos aún de ser la única forma de violencia, lo que comúnmente la gente suele denominar como delincuencia representa cierto tipo de comportamiento que se identifica con frecuencia con la violencia. 
Para casi uno de cada siete montevideanos (14%) el aumento de la drogadicción en los jóvenes es la principal causa del incremento del actual nivel de delincuencia. Pero la cuestión no termina ahí: uno de cada veinte entrevistados en el área metropolitana (5%) dice que "los jóvenes" son uno de los grupos más peligrosos de la población o que le causan más inseguridad, y 1% menciona a los "niños de la calle", grupos que también son asociados por proporciones similares de entrevistados a otros delitos. Esto configura una situación en la que la opinión pública se manifiesta crecientemente preocupada por el nivel de delito y expresa una importante sensación de inseguridad, entorno dentro del cual algunos grupos de la población perciben a los jóvenes -y en algunos casos a los menores como grupos con potencial amenazante para su seguridad.”
(Datos extraídos del estudio realizado por el Soc. Agustín Canzani)

¿Culpables o Inocentes? Voces silenciadas por experiencias vivenciales miserables que, han dejado como marcado a fuego, el síndrome de la violencia, como víctimas o victimarios, en esta etapa de la vida que, muchos dicen que es la flor de la edad, pero hoy para muchos, que padecen este flagelo, es el comienzo del fin. La violencia es una conducta adquirida por modelos familiares o sociales, el joven no nace violento, se hace así, siendo sus cinco primeros años de vida pilares fundamentales para su vida adulta. 
Por todo ello, está, en nosotros mismos, en la sociedad toda, poder comenzar a cambiar una forma de pensar, de entender e interpretar las actitudes, preferencias, gustos y formas de pensar de los jóvenes; no sentenciarnos a vivir en un mundo violento que no deseamos ni queremos, a base de prejuicios y preconceptos sobre los adolescentes, a ser respetados en nuestros derechos pero también limitándonos a respetar los derechos de los demás. 

ENTREVISTA REALIZADA A LA DOCTORA ABOGADA YENNY YIANSENS

Hipótesis: 
1) Creo que la familia incide desde chico tanto como su educación
2) Que lo hacen por drogas en su mayoría
3) Creen que al ser menores de edad son imputables y eso los anima a delinquir más
4) Son en su mayoría de familias de bajos recursos y barrios marginales
5) Actúan bajo conciencia

Desarrollo de la entrevista:
¿Qué tiene que ver la familia del adolescente?
Respecto de la influencia del vínculo familiar en la vida del adolescente, considero que la misma es muy elevada, ya que la familia es el primer grupo de referencia en que un niño que nace está en contacto. La familia es la encargada de trasmitirle las primeras pautas de comportamiento, normas, valores, etc. Todas estas enseñanzas son posteriormente reafirmadas en la escuela pre-escolar y escolar. Si el ámbito donde ese niño crece no le trasmite a ese niño pautas básicas de comportamiento y valores, de forma tal que ese menor pueda desarrollar su propia identidad personal, estará más propenso a ser influenciado por otras personas. 
Un caso muy común que sobre todo se daba en la capital de nuestro país, pero que rápidamente se está extendiendo por el interior de nuestro país, son los padres que no trabajan, o por lo menos no todos los días y envían a sus hijos a hacerlo porque lógicamente ellos recaudan más aprovechándose de la lástima de la gente. Ocurre diariamente en Montevideo que menores, generalmente niños, suben a los ómnibus departamentales vendiendo stikers, almanaques, estampitas, golosinas, etc, sobre todo en aquellos ómnibus que van con destino a la ciudad vieja o que provienen de la misma, porque saben que la mayoría de los viajeros son personas que van o vienen de trabajar o de hacer trámites.
Es lógico que detrás del accionar del menor referido precedentemente hay siempre un adulto, que por ejemplo le compra las cosas para vender, le dice a que ómnibus y en que horarios subir, etc. Muchas veces incluso estos niños suben con la túnica colgada, lo que nos deja entrever que ni siquiera concurrieron ese día a la escuela.
Estos menores muchas veces no intentan disimular lo raro de la situación, porque por ejemplo entran a un lugar público y entregan a todos los que están esperando un papelito fotocopiado diciendo que en su familia tienen un integrante enfermo y que por lo tanto necesitan dinero; precisamente he observado que esta modalidad de recolectar dinero es mucho más efectiva que la de entregar estampitas a voluntad. Sin embargo y luego de algunos minutos, vuelve otro niño y entrega el mismo papelito fotocopiado y con la misma letra de un adulto, lo cual no deja dudas de que el adulto que se encarga de su cuidado está al tanto de que el menor desarrolla esta actividad.
Concluyo de lo expresado precedentemente que esos menores, (que no siempre lucen mal vestidos), crecen pensando que engañar y estafar a la gente es normal, pues lo ha hecho durante toda su vida y sus padres muchas veces lo inducen a ello, por lo que cuando crecen y ya no pueden seguir haciendo lo que hacían antes, optan por otra modalidad de delincuencia.
Claro que por otra parte es cierto de que existen casos aislados de personas recluidas que su accionar resulta independiente de su crianza familiar y que tienen más que ver con el grupo de pares, etc, pero son los menos.
¿Cuándo una persona nace en el seno de una familia delincuente, sigue esa tradición habitualmente?
1) en los jóvenes entre 14 y 17 Suele ocurrir que cuando uno nace en el seno de una familia de delincuencia, continúe en esa línea, sobre todo porque es lo que conoce y lo que considera normal. Pero además está el hecho de la estigmatización por su parte y por parte de los demás hacia ellos, es decir lo que se conoce como sanción difusa por parte de la sociedad.
¿Están todos bajo la línea de pobreza o viven en zonas marginales?
No todos los que delinquen se encuentran por debajo de la línea de pobreza, pero si un gran número de ellos y ello queda plasmado en la realidad de que las cárceles están superpobladas y la mayoría de los reclusos pertenecen a la clase baja. Claro que se debe considerar además que otro tipo de delito son los delitos de “cuello blanco” y que por lo tanto no todos los que delinquen son personas pertenecientes a la clase baja.
¿En qué porcentaje ellos terminaron la primaria o siguen el liceo?- 5-10 %-; 25%; 50%; 70%.
Considero que entre un 50% o 70% de las personas recluidas presentan un nivel educativo de primaria completa, pero que solamente entre el 5 y el 10% de ellos tiene la secundaria completa. Cabe destacar además que un porcentaje menor de ellos decide en la cárcel iniciar o reiniciar su educación a efectos de probar que están en condiciones de reinsertarse en la sociedad y de modificar su conducta anterior, muchas veces estimulados por sumar méritos a efectos de obtener la libertad anticipada.
¿Crees que se atreven a delinquir más por ser imputables?
Según nuestra legislación vigente los menores de 18 son inimputables y como consecuencia de ello la legislación es “más blanda” con los menores que con los mayores de 18 años. Esta situación descripta es conocida por todos y obvio que aún más conocida por las personas que tienen hábitos delictivos. Sucede comúnmente que cuando la policía los va a detener, porque por ejemplo los encuentra infraganti-delito, los menores se burlan de ellos diciéndoles que al otro día están en sus casas.
Ello porque para los menores que descriminalizan hechos que cometidos por un mayor son delitos, como por ejemplo la tentativa de hurto; asimismo se desjudicializan determinados procesos, por ejemplo si un menor comete una rapiña y en la misma es herido, la ley ordena desjudicializar el proceso, porque entiende que con ese sufrimiento el menor ya cumplió la pena. Lo expresado precedentemente fue reafirmado por el Dr. Washington Balliva - Juez Criminal Juvenil, en el programa de Ignacio Álvarez, “Las cosas en su sitio”, el cual se trasmite por radio Sarandí, (690 am), con fecha 16/07/2010, situación que provocó la alarma de personas que desconocían tal situación.(http://www.sarandi690.com.uy/temasAgenda_ver.asp?idTema=5163).
¿Porqué lo hacen? Para comer, por drogas, otros.
Respecto de las causas de la delincuencia considero que la más importante es por hábito, es decir, costumbre de no trabajar y de conseguir más fácil y rápido las cosas, es decir, haciendo el menor esfuerzo. La mayoría de los que se encuentran recluidos consideran que para ellos era “normal” delinquir, porque no se prepararon para otra cosa, es decir no estudiaron lo suficiente y con la delincuencia pueden satisfacer más rápidamente sus necesidades y cubrir sus necesidades momentáneas, pero no alimenticias ni de vivienda, sino de electrodomésticos o productos lujosos. Hoy en día también ocupan un lugar muy importante los delitos que se cometen con el objetivo de recaudar dinero para cubrir su necesidad de consumir drogas, es decir para costear el vicio.
¿Ves que tengan alguna chance para salir de eso o siguen casi todos delinquiendo?
Considero que hoy no están dadas las condiciones para que la delincuencia pueda salir de esta situación y ello porque las cárceles están atestadas, es decir superpobladas y por tanto constituyen tan sólo un depósito de gente. Considero que lo único que se logra es que se “contagien” entre ellos, pues no están dadas las condiciones físicas y ambientales para que las cárceles cumplan con lo establecido en nuestra Constitución, es decir que sean un lugar de rehabilitación para que preparen al preso para reinsertarlo en la sociedad, por ejemplo enseñándole diferentes oficios, etc.
¿Crees que vayan presos como todos los mayores de edad es solución o deben seguir siendo llevados a una cárcel de menores? 
Considero que debería existir una prisión para menores y que debería estar dividida por módulos de peligrosidad, es decir como deberían ser todas las cárceles para evitar “contagios”, pero que no existe en la realidad porque están superpobladas, situación que impide la correcta división. Obviamente deberían realizarse trabajos diferenciales con cada uno de los niveles a efectos de lograr una eficaz recuperación; situación que no existe hoy en día pues a los ex reclusos se les dificulta aún más su vida al salir de prisión pues cargan con un estigma encima que muchas veces les impide obtener trabajos bien remunerados y por tanto vuelven a cometer delitos y así sucesivamente.
Por otra parte considero que bajar la edad de imputabilidad no es lo conveniente porque cada vez más los adultos preparan menores para cometer delitos porque saben que si los atrapan los tienen que dejar ir.
¿A la hora de actuar están en sus cabales o bajo efectos de drogas o alcohol?
Es común que los menores infractores pasen la mayor parte del tiempo bajo la influencia de sustancias tóxicas. Ocurre comúnmente que primero los menores consuman sustancias tóxicas y que luego cometan delitos y si es cierto que muchas veces cometen los delitos bajo la influencia de estas sustancias excitantes, lo que trae como consecuencia que el delito sea más violento. La influencia de sustancias tóxicas como los estupefacientes tiene que ver con el tipo de delito a cometer, por ejemplo no es común el consumo de estas sustancias en delitos que requieran precisión como por ejemplo un homicidio, pero si son más comunes en un copamiento o una rapiña. 

Conclusiones: 
En base a las hipótesis la primera de ellas es correcta, según la Dra. Yiansens la familia del adolescente incide directamente, ya que es su primer y mas importante agente socializador
La segunda hipótesis hablaba que actuaban básicamente para conseguir dinero para consumir drogas. Para la Dra. Primero que nada lo hacen por hábito o costumbre, de conseguir más fácil las cosas y de forma rápida y el principal destino de dinero que puedan recaudar objetos con valor las invierten en las ya mencionadas drogas.
La siguiente hipótesis versa sobre si por ser imputables se anima a delinquir más, y la conclusión es que si, porque éstos se burlan de alguna forma de la justicia sabiendo que si son detenidos en unas horas recuperan su libertad.
Éstas personas son en su mayoría de clase baja, pero no en su totalidad, o sea que la hipótesis es válida ya que ésta decía que en su mayoría son de familias de bajos recursos.
Aquí la hipótesis decía sobre que éstas personas actúan bajo conciencia, pues es falsa, ya que actúan generalmente bajo la influencia de sustancias tóxicas o excitantes.

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