martes, 28 de septiembre de 2010

La Adolescencia. Aida Marzano. 2010.


Cada persona es única como resultante de una confluencia de factores que la distinguirán del resto, que le darán un perfil particular, en un momento dado de la época, del país en que nace y de la propia familia donde adviene.
LA “PROBLEMÁTICA” ACTUAL DE LA ADOLESCENCIA, CONDUCTA DISOCIAL DEL ADOLESCENTE.
Las características que adopta la adolescencia en la actualidad se presentan como contraste de otros espacios epocales y de generaciones anteriores; el adulto por momentos, siente la intranquilidad de no tener respuestas para las dudas que hoy se le presentan como una angustia diaria respecto de la temática adolescente, pensando a la adolescencia más que como un estado en proceso, como un “problema”; de ahí la argumentación de “el problema de la adolescencia”. 

La derivación de los cambios socioculturales, han modificado las pautas y estructura de la  familia como sistema, la comunicación y los espacios para la comprensión, lo que entorpece la comprensión de los miembros como grupo familiar.  
El adolescente acarrea (con lo que la palabra misma significa) nuevas corrientes de ideas, pensamiento y modalidades que a veces, generan en el adulto sentimientos de desorientación. El vértigo de la cotidianeidad no deja espa  cio ni oportunidad para formarse para esta nueva etapa llena de interrogantes que es cuando más necesita comprender y acompañar el proceso por el cual transita este adolescente. Conocer lo que pasa dentro del adolescente, ponerse en su lugar, tratar de entender los nuevos modos de pensar al mundo y pensarse a sí mismo,  ayudará a llevar una mejor coexistencia entre los miembros del grupo constituido como familia. O como lo plantea Aberasturi “… de la correcta elaboración del duelo de los adultos, dependerá la convivencia de las dos generaciones”.    
Tratar de “entender” es tratar de resignar, parcialmente,  las propias urgencias, deseos y exigencias cotidianas, para encontrarse con un  otro que también tiene sus propias emergencias. Es comprender que la realidad se ve según la etapa vital por la que transitamos. 

 OBJETIVO GENERAL  DEL TRABAJO
Investigar y analizar los factores psicosociales que atraviesan y condicionan a la adolescencia actual y que llevan a la transgresión de las normas y/o conductas disociales en la etapa adolescente. OBJETIVOS ESPECÍFICOS  Reflexionar sobre las causas de la conducta disocial adolescente en este momento histórico. Construir el adolescente desde las problemáticas actuales para poder comprend er el conjunto de los procesos socioculturales que generan nuevos códigos de intercambio en la vida adolescente. Repensar  la singularidad del sujeto adolescente para proyectar estrategias de intervención y abordaje en las conductas problemáticas de los adolescentes.  ADOLESCENTE    = CRISIS   Solemos tomar este período de la etapa vital, no como un proceso o transición hacia otros momentos de nuestro ciclo, sino como un momento de crisis. Lo cual no estaría tan desacertado si no tomáramos este momento como “una problemática”, lo que incide en el modo de verse el adolescente desde esta mirada de adulto ya que esto implica que el mismo adolescente se vea a sí mismo como “el problema”. 
Una de las acepciones de “crisis”  que se utiliza en relación al desarrollo humano es en función de un momento de cambio, una situación de vulnerabilidad que lleva a una nueva adaptación.  Para la psicología la alteración del equilibrio no representa necesariamente, una crisis; de igual modo que tal crisis o tal desequilibrio no se da en todas las personas en el mismo grado de intensidad.  Para la cultura china “crisis” representa “cambio”, “oportunidad” y “dolor”, sin tomar al dolor como algo negativo sino como un componente ineludible de crecimiento que da la oportunidad al cambio.  Si tomamos la adolescencia como un proceso de transición entre una etapa y otra podremos poner a la crisis como un emergente propio de crecimiento tomándola como algo predecible y esperable lo que nos llevaría a intervenir antes, acompañando al adolescente y preparando al contexto para que logre comprender las situaciones particulares que lo harán reaccionar de una u otra forma, ya que la resolución de la crisis como período de transición depende de la gravedad del suceso según el sujeto; de los recursos personales que posea y de los recursos sociofamiliares con cuenta el sujeto.
PARTE I LA ADOLESCENCIA Y LA FAMILIA   LA ADOLESCENCIA. LA CULTURA LA IDENTIDAD LA FAMILIA LA AUTONOMÍA. LA VESTIMENTA, LA MÚSICA Y LOS MODELOS. LA PERTENENCIA: SER Y PERTENECER. LOS CÓDIGOS. LA SEXUALIDAD. 
PARTE II CONDUCTA DISOCIAL Y ADOLESCENCIA LA ADOLESCENCIA Y SUS INFLUENCIAS.LA TENDENCIA ANTISOCIAL DESDE WINNICOTT. MODELOS DE IDENTIFICACIÓN EN LA ADOLESCENCIA ACTUAL.
LA ADOLESCENCIA  La adolescencia se ha caracterizado, en nuestra cultura, por ser la edad en que el sujeto empieza a recortar su imagen dentro del cuadro familiar, y comienza a definir una identidad en función de ideas, juicios, criterios y valores de los cuales se apodera. Esta etapa del desarrollo funciona como una bisagra entre la infancia y la transición hacia la juventud y la adultez.
En este momento se inicia la separación de la familia (lo que entendemos como exogamia; exo=fuera, gamia = hogar), que más adelante se hará definitiva cuando haya podido construir parte de su identidad, siempre que se halle en un medio favorable a tal fin. Es una etapa marcada por las típicas rebeldías con la que intenta afirmar su diferenciación, con las que sorprende a sus padres, docentes y adultos en general, y más que a nadie, a él mismo al ir descubriéndose como un ser distinto a quien él también tiene que comenzar a re conocer.  
Su cuerpo cambia pero no todo al mismo tiempo. Las modificaciones que se le presentan desperdigadas muestran una falta de armonía, lo que le dificulta re- conocerse. Esto le genera angustia, confusión, por momentos depresión y tristeza y hasta disgusto, convocándolo al ostracismo. Al mismo tiempo comienza a detectar la vida más allá de los límites de su familia y surgen los primeros experimentos de independencia, de apropiarse de horarios, de búsqueda de inmunidades de adulto sin deponer aún, los privilegios de los que gozaba en la infancia. Junto a esto debe desafiar a unos adultos que no están, a veces, preparados, que asisten intranquilos y asombrados ante el adolescente que va camino a comportarse como un igual; debe sobrellevar esos duelos por los que también deberán pasar los adultos de su grupo primario. 
IDENTIDADEn el comienzo de la infancia el niño y la imagen que tiene de sí son una misma cosa. La facultad  de descubrirse en el espejo es una confirmación de que esa imagen le pertenece y lo sorprende. Pero la pregunta ¿Quién soy? Y la duda ante el espejo sólo aparece en la adolescencia. El cuestionamiento sobre la identidad, tan definido en esta etapa, lo marca con  un estilo particular. Comienza a transformarse, a interrogarse, elabora progresivamente su personalidad de adulto; es el comienzo de la expresión de intereses, valores y creencias que consolidarán su identidad. La identidad tiene que ver con el propio reconocimiento: ser uno mismo en relación con los otros. Tiene que ver con lo que es la filiación, las señas personales que identifican a una persona.  Para Sorenson, la identidad es la creación de un sentimiento interno de mismidad y continuidad, una unidad de la personalidad sentida por el individuo y reconocida por otros, es el saber “quién soy”.   Francoise Dolto define a esta etapa como un “segundo nacimiento”.
En esta etapa de autoconocimiento y de reestructuración de la identidad, hay algo trascendente: el adolescente siente que ya no encuentra en la familia la satisfacción de todas sus necesidades. El cariño y los abrazos ya no le brindan el equilibrio que  antes calmaba sus ansiedades. Siente dentro de él una  fuerza en potencia que lo impulsa: el florecer de su sexualidad, que lo transforma y que percibe que a través de ella encontrará satisfacción a necesidades íntimas y que lo proyectará en la sociedad, ayudándolo también a que pueda recortar su propia identidad. Es en relación a los otros, con el grupo de pares, como cada uno siente recortar su propia identidad, y este reconocimiento es a la misma vez, la forma de diferenciarse de los demás. 
Cada persona es única como resultante de una confluencia de factores que la distinguirán del resto, que le darán un perfil particular, en un momento dado de la época, del país en que nace y de la propia familia donde adviene.

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