lunes, 25 de junio de 2012

ADOLESCENCIA Y AGRESIVIDAD.Fabiola Muñoz Vivas. Fragmento de TESIS DOCTORAL. FACULTAD DE PSICOLOGÍA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE, MADRID, 2000

CONDUCTAS ANTISOCIALES EN LA ADOLESCENCIA.
DEFINICIONES CONCEPTUALES
Es muy importante establecer una diferenciación conceptual previa para delimitar la expresión “conductas antisociales”. Se puede hablar de conducta adaptada cuando la persona acepta las pautas o normas sociales y los valores culturales de la sociedad o grupo concreto de pertenencia y las interacciones con los otros miembros son positivas y no conflictivas. Por su parte la conducta desadaptada o inadaptada interfiere en el proceso de socialización, alterando la convivencia en los espacios vitales de relación (hogar, escuela, entorno próximo, grupo de amigos, etc.) y produciendo efectos negativos o dañinos para las otras personas y/o para sí mismo. Dentro de estas conductas inadaptadas se incluye la conducta disruptiva que se refiere a los patrones de conducta emocional, negativa y persistente de los niños, tales como temperamento difícil en los bebés, conducta de oposición crónica y rabietas. También se incluye el término problemas de conducta para indicar una tendencia a la violación de los derechos de los otros y de las principales reglas o normas sociales (Asociación Americana de Psiquiatría, 1987), reservando la expresión conducta antisocial para actos más serios como robo deliberado, vandalismo y agresión física.

Esta conducta antisocial se puede conceptualizar como una dimensión con dos polos: un poío consiste en actos antisociales de confrontación o abiertos tales como discutir, hacer rabietas, peleas, insultos, etc. mientras que el otro poío consiste en conductas antisociales ocultas o encubiertas como hacer novillos, robo, abuso de sustancias, etc. Las conductas anteriores pueden manifestarse de varias formas a diferentes edades. Ejemplo, un niño en particular puede presentar un patrón de distintas conductas antisociales que incluyen robo, agresión física, piromanía o conducta disruptiva en la escuela, acompañada de “hacer novillos”,extorsión a los compañeros, ataques fisicos a profesores, intimidación, etc, que se convierten en manifestaciones diferentes de una tendencia antisocial básica.

En este sentido los estudios están de acuerdo en que hay una considerable continuidad en el tiempo de la conducta antisocial, no sólo entre la agresión temprana y posteriormente, sino también entre diferentes manifestaciones de conducta antisocial, tales como agresión temprana y robo posterior; sin embargo, reconocen que la continuidad no es la misma para todos los individuos, siendo más alta para los que, comparados con sus iguales, han iniciado conductas antisociales a edades más tempranas. Además de los inicios tempranos, se han identificado otros patrones específicos como la frecuencia, variedad y escenarios múltiples sobre los que existe un gran consenso entre los investigadores al plantear que estos patrones son altamente relevantes para la conducta antisocial posterior.

Por ejemplo han encontrado que cuanto mayor es la frecuencia de los problemas de conducta presentados por el niño a edades tempranas, más alto es el riesgo de una conducta desadaptada posterior. De igual forma, tal riesgo se incrementa con la variedad de conductas problemáticas que presente en los primeros años y cuando dichas conductas se presentan en diferentes ambientes o escenarios. Siguiendo esta línea de análisis, Loeber(1988 a) concluyó que hay al menos tres vías distintas que pueden conducir a diferentes conductas antisociales. Estas son:


a. Vía Agresiva/ Versátil:
Su inicio típicamente se produce a edades muy tempranas, concretamente durante los años de educación infantil, y posteriormente van desarrollando conductas ocultas tanto agresivas como no agresivas, presentando problemas académicos de atención, impulsividad e hiperactividad, siendo muy probable que también tengan dificultades en sus relaciones con los pares y con los adultos al carecer habilidades sociales eficaces. Dichos problemas de conducta no se circunscriben a su ambiente familiar sino que también son evidentes en otros entornos como el escolar y social en general. Lo que más caracteriza a los adolescentes de esta vía agresiva/versátil es la gran variedad de problemas de conducta que presentan desde edades muy tempranas, el alto porcentaje de innovación en el desarrollo de nuevas conductas antisociales, el bajo porcentaje de remisión y el mayor número de chicos que de chicas implicados, teniendo la probabilidad de coavertirse en “ofensores versátiles” también llamados “predatores violentos”.

b. Vía No Agresiva:
Su inicio suele ser más tardio que los de la vía anterior y normalmente no inician su conducta antisocial hasta la niñez tardía o la adolescencia temprana.
Estos adolescentes típicamente no son agresivos y su conducta antisocial se reduce a robos, mentiras, hacer novillos vio uso de sustancias. Presentan menos hiperactividad y los rasgos asociados a ella, tienen buenas relaciones con sus padres (que se dan cuenta del problema cuando la conducta es muy evidente), son populares y aceptados entre muchos de sus pares y gran parte de su conducta antisocial se produce en compañia de éstos. Además tienen un bajo porcentaje de innovación y un alto porcentaje de remisión pudiendo ocurrir que una amplia proporción de estos chicos y chicas abandonen su conducta antisocial durante algún tiempo en la adolescencia. En esta vía suele haber una proporción más alta de chicas que en la vía versátil.

c. Vía Exclusiva de Abuso de Sustancias:
El comienzo del uso de sustancias suele ser más tardío que en las vías anteriores, ubicándose en la adolescencia media o posteriormente. Tampoco se aprecian antecedentes de problemas de conducta y hallazgos longitudinales han encontrado que una gran proporción de alcohólicos eventuales y otros abusadores de drogas no presentaban serias conductas antisociales cuando eran jóvene. Pero se reconoce que hace falta más investigación para precisar las características de esta vía.

Predictores de la Conducta Antisocial en la Adolescencia

La intención al retomar los planteamientos de Loeber no es reducir la conducta antisocial de los jóvenes a las tres vías descritas anteriormente, ni agotar en ellas las posibilidades de clasificación sobre el tema, sino simplemente enriquecer y ampliar nuestra visión del problema, aportando elementos de análisis para su mejor comprensión y posible detección y atención temprana, que finalmente es el elemento clave desde  nuestro punto de vista. En relación con lo expuesto anteriormente, consideramos importante presentar algunas conclusiones a partir de diferentes estudios sobre predictores de la conducta antisocial :

a. Entre el 70% y el 90% de ofensores violentos habían sido altamente agresivos cuando eran jóvenes.
b. La conducta disruptiva severa presentada en los primeros años, es una condición
necesaria para desarrollar la conducta delictiva grave o crónica.
c. Cuando en los primeros años de vida se presentan unidos a otros problemas de conducta ciertas dificultades para controlar los impulsos, hiperactividad y problemas para centrar la atención, se aumenta sustancialmente el riesgo de conductas delictivas en etapas posteriores.
d. Durante el período de educación primaria, los problemas de conducta tienen un mayor valor predictivo de conducta desviada posterior que el seguimiento de las dificultades de rendimiento académico. Sin embargo, otras investigaciones sugieren que el retraso en la lectura durante la educación primaria y la educación secundaria obligatoria, parece ser un factor de riesgo persistente que puede estar asociado inicialmente con problemas de conducta, y posteriormente con conducta antisocial más grave. Otros estudios también encontraron que los mejores predictores durante los años de secundaria fueron el bajo rendimiento académico y permanecer en la escuela primaria hasta los 15 años de edad, escasez de vocabulario y pobre razonamiento verbal.
e. Además de las peculiaridades descritas anteriormente, suele darse una combinación entre conducta agresiva, pobres habilidades sociales y problemas en el procesamiento de la información social, específicamente una tendencia a percibir más amenazas hacia sí mismo en el medio ambiente social que la percibida por los pares no agresivos, dando como resultado el deterioro en las relaciones con sus compañeros y el rechazo.
f. La frecuencia de sujetos implicados concretamente en conducta agresiva decrece gradualmente desde la educación infantil hasta la adolescencia y los patrones de agresión fisica rara vez suelen presentarse durante la niñez tardía (último ciclo de primaria) o en la adolescencia (educación secundaria obligatoria y bachillerato) cuando dichas conductas no se han presentado en los primeros años de vida.
g. Por su parte, la conducta agresiva y/o antisocial oculta o indirecta se incrementa desde los últimos años de educación primaria hasta llegar a la vida adulta. Ejemplo, conductas de robo, hacer novillos, vandalismo y uso de sustancias.
h. Los estilos educativos de los padres (demasiado permisivos o autoritarios), las relaciones conflictivas padres-hijos, patologia psiquiátrica de alguno de los progenitores, dificultades socloeconómicas y culturales en la familia, funcionamiento familiar al margen de los cauces socialmente establecidos, etc., son predictores muy relevantes de la conducta antisocial de los adolescentes y jóvenes. La severidad de tal conducta antisocial es proporcional al número de condiciones de riesgo presentes.

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